El otro profesor Franz de Copenhague




Cuando los cómics todavía no se llamaban así había una página semanal fascinante en el TBO, titulada Los inventos del profesor Franz de Copenhague. Mientras sus colegas contaban historias con viñetas, Nit, Tinez, Benejam, Tur y Sabatés, autores sucesivos de estos inventos del TBO, dibujaban al detalle artilugios mecánicos descacharrantes de utilidad improbable, tales como, por ejemplo, un limpiador de gafas para motoristas compuesto de cisterna, bomba hidráulica, campana y elefante asiático.

Jean-Pierre Larroche, director de la compañía francesa Les Áteliers du Spectacle, es el Franz de Copenhague del teatro: un demiurgo huidizo en medio de un mar de cachivaches cuyo sentido se nos escapa hasta que empiezan a moverse como por arte de magia.

À distances, que interpreta junto a Marion Lefebvre, es un espectáculo de variedades poéticas protagonizado por artefactos animados: una sucesión de números donde, sin contársenos historia alguna, se nos descubre el alma de los objetos y la vida secreta de la materia inerte.

¿Cómo dar una idea aproximada de lo que sucede en À distances? Si conocen el teatrito de barraca de los Hermanos Oligor o el Circo de Alexander Calder, aquella locura que en los años veinte el entonces incipiente escultor montó con figuritas de hilo y de hierro, quizá puedan hacerse idea de cómo es y por dónde va el universo de Larroche.

Durante el primero de los siete números de su espectáculo, en un teatrito a escala colocado en medio del teatro Pradillo se representa una función bulliciosa sin actores, técnicos ni personajes.

Sus intérpretes son un mar de objetos minúsculos, movidos por Larroche con un haz de hilos desde seis metros de distancia: el ruido que hacen se vuelve estruendo, recogido por micrófonos minúsculos, y amplificado.

Los protagonistas de otro de los números son una docena de taburetes desperdigados por el escenario del Pradillo, sobre los que reposan macetas y pilas de frágil vajilla.

Uno de ellos dobla en humana genuflexión una de sus patas de madera, dejando caer los platos con estrépito: es el comienzo de una reacción química en cadena, de una divertida batalla entre el creador y sus criaturas.

En À distances confluyen la física recreativa, la mecánica para besugos, la pintura en vivo, la performance con un halo de misterio, el uso ingenioso de las nuevas tecnologías y un humor filosófico y surreal. Sus intérpretes, tan serios como parecen, se lo pasan pipa, y nosotros también.

Lástima que esté tan poquitos días en cartel.

JAVIER VALLEJO - Madrid - 24/01/2010
d.

And the winner is



Y lo mejor de este arranque de festival, los franceses de Les ateliers du espectacle, con A distances, obra maestra de exquisita tensión dramática a base de chirrios, golpes de efectos, y poesía visual a troche y moche. Un gustazo.
Si tienen un teatro, programen a estos franceses, el domingo pasado en Pradillo hicieron 200 funciones. Por algo será.
D.

Actos de juventud



Nadie entiende que La Tristura son unos viejos de 20 años. Todo el mundo les ve como unos chavales emulando a sus maestros. Y es falso, La Tristura son un compañía en ocaso, no creativo, sino que sus paradigmas, su poesía, son de viejos, de gente de cincuenta años. Es raro, pero es así.

Actos de juventud es demasiado larga, pero su luz es la del atardecer, la del campo en verano, la de la siesta. Imágenes bellas, puras, sólo sentidas por bardos experimentados en la vida que ya no se quedan con las florituras, que prefieren los aromas, las risas, la vida. Me recordó, no sé por qué, El Sur de Victor Erice. Ya digo, unos viejos.

Con Años 90, La Tristura homenajeó a un teatro pasado que ellos, que todos, admirabamos. Y que entonces, gustó por que lo hicieron desde la posición que todos esperaban que tomasen: la de unos jóvenes, que hablan como jóvenes,... locuras de juventud, ya se les pasarán. Pues, no, ya estonces, y como ahora en su última creación, hablan como lo que son: viejos, la obra va de viejos, de los que pasó en los años setenta, de los ochenta, ... Cómo Cuéntame...

Me gusta esta compañía, por que pocos les entienden al ser para este mundo teatresco, demasiado puros, frágiles, sin aristas. Lástima que parezca que se están despidiendo del teatro, que se separan, lástima que se acabe ese modo de contar.
D.

Entrar al trapo






David Fernández buscó su lugar en el mundo, primero entre los vivos, los trabajadores, los que viven lejos de casa de sus padres, los que ganan algo por ellos mismos para comer, los que tienen amigos, pareja, un techo.

Luego buscó su lugar en el mundo como artista, se formó sin maestros, autodidacta, se dedicó con disciplina, sacrificio, rozando la demencia, a aprender, a cuidar su físico, a bailar, a tocar el violonchelo, a saber programar con MAX/MSP, se movió para descubrir lo que le gustaba del teatro, lo que se hacía en éste tiempo, y lo que no le gustaba, lo que quería emular, lo que quería copiar, a que puertas llamar, que modos de relacionarse, de promocionarse, de distribuirse, de que te programen, en que salas actuar, ...

Luego hizo unos cuantos espectáculos, donde probó diversas modos de contar, más de éste estilo, más de ésto otro, conoció a otras gentes, hizo más amigos y más enemigos.

Anoche vimos su último espectáculo: El corazón, la boca, los hechos y la vida. El último, pero que en realidad parece el primero. Un espectáculo bueno, tan redondo, inspirado, copiado y tan original como el de un buen principiante con talento.

El primero, pues, por que los demás no cuentan ya. Tras su periplo, David ha aprendido a estar en escena, se ha hecho profesional, ha encontrado su lugar en el mundo.

David, nos permite escuchar a su padre (un tipo extraordinario, feliz, recientemente padre ya en las puertas de vejez). Le oímos, adentrándonos en su privacidad, como le trata con una mezcla de cariño y sorna, perdonándole tantos y tantos desplantes que debe producir a un progenitor, el haber tenido un hijo problemático, introspectivo, dispuesto siempre (por amor) a cambiar las cosas malas e injustas del mundo, tronando y despotricando sin mesura. Hoy, el padre ve que el hijo ya ha dejado de ser un incordio y se ha convertido en un cómico, más bien en un avatar dirigido por lo demás gracias a un simple mando de la WII. Un triste payaso capaz de transmitirnos su natural patetismo, y de mostrarnos nuestra propias miserias llegándonos, incluso con humor, al corazón

David Fernández ha madurado. El padre debe de estar muy satisfecho de su hijo.
D.

Escena Contemporánea 2010

El festival contará con más de 80 actuaciones de 23 compañías de teatro, artes sonoras, danza, nuevo circo y performance

LOS TORREZNOS INAUGURAN
EL MARTES LA 10ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ESCENA CONTEMPORÁNEA EN LOS TEATROS DEL CANAL

Los Torreznos participaron en 2007 en la 52ª edición de la Bienal de Venecia dentro del proyecto “Paradiso spezzato” del Pabellón Español

Del 19 de enero al 15 de febrero, salas y espacios públicos madrileños se convertirán en un escaparate de las propuestas escénicas más arriesgadas del panorama internacional, como Cirque ici o L’Alakran

El festival se alzó en 2009 con el Premio Max de Nuevas Tendencias


Madrid, 18 de enero de 2010.- Los Teatros del Canal acogen la inauguración del X Festival Escena Contemporánea el martes 19 de enero a las 21 horas. Los Torreznos serán los encargados de amenizar la inauguración con la representación de la pieza “El cielo”. El festival, que se prolongará hasta el 15 de febrero de 2010, contará con más de 80 actuaciones de 23 compañías de teatro experimental, acciones de calle, danza, performance y arte sonoro de todo el mundo. Organizado por la Asociación Cultural Escena Contemporánea, integrada por el Teatro Pradillo, la Sala Cuarta Pared, ARTEMAD y la Coordinadora Madrileña de Salas, el festival cuenta con la promoción de la Consejería de Cultura y Deporte y Portavocía del Gobierno y la colaboración del Ministerio de Cultura a través del INAEM.

El Festival Escena Contemporánea centra su programación en las propuestas escénicas más arriesgadas, el teatro no convencional, las nuevas dramaturgias y las piezas multidisciplinares, con el fin de convertirse un reflejo de la creación contemporánea, tanto nacional como internacional. Este empeño le hizo merecedor, en el año 2009, del Premio Max de Nuevas Tendencias y del Premio a la “Mejor Programación Teatral de España” de la Feria Internacional de Teatro y Danza de Huesca.

LA MIRADA HACIA EL OTRO. Todas las piezas de la 10ª edición del Festival Escena Contemporánea parten de la alteridad, la posibilidad de cambiar la propia perspectiva por la del "otro", considerando otros puntos de vista, intereses o ideologías. Cada espectáculo tiene su voz única y será un desafío para el espectador, invitándole a tomar parte en una experiencia que puede ser individual o colectiva. Esta propuesta implica que el público se sumerja en una programación donde se mezclan relaciones entre conocidos y desconocidos, padres e hijos, jóvenes y adultos, poder e individuos. El programa, independientemente del lenguaje que utilice cada pieza, promoverá también encuentros interculturales entre distintas razas y nacionalidades, además de ofrecer una interesante perspectiva de género a través de obras creadas e interpretadas por mujeres como Shantala, Sònia Gómez, Paloma Calle, Louisa Merino o Sara Serrano. Partiendo de sugerentes formas de análisis de lo real y la cotidianeidad, que indagan en el desasosiego, la inseguridad o la fragilidad de la comunicación humana, se invita al público a contemplar un  abanico de escenarios posibles, desde la autocrítica a la utopía, la magia, la creación de mundos... y, por qué no, el optimismo y la risa.

Este año, el festival prestará especial atención a los jóvenes artistas y creadores españoles, como David Fernández, Muriel Romero y Pablo Palacio o Paloma Calle o La Tristura. Su discurso dará cabida a piezas de teatro social y de objetos, intervenciones a pie de calle, dispositivos sonoros y dancísticos experimentales, performances donde el público se convierte en protagonista y montajes que apuestan por el optimismo como hilo conductor. El Cirque Ici, la directora, coreógrafa y performer Antonia Baehr, la bailarina de la compañía de Pina Bausch Shantala Shivalingappa, Óskar Gómez y el tándem Zimmermann & de Perrot conforman algunas de las apuestas más experimentales y visuales del encuentro. A la programación se suma una edición más el Ciclo Autor, que este año estará dedicado al dramaturgo británico David Hare.

Junto a las salas que desde hace una década vienen acogiendo la programación del festival –Cuarta Pared, Pradillo y la Nave de Cambaleo en Aranjuez-y otras que en los últimos tiempos han colaborado con el encuentro –Lagrada, La Casa Encendida o el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía–, cuatro nuevos espacios se suman por primera vez a la red con el fin de abrir a nuevos públicos la creación escénica contemporánea: Matadero Madrid, la Sala Triángulo, los Teatros del Canal y el CA2M (Centro de Arte Dos de Mayo), estos dos últimos, de la Comunidad de Madrid.

En esta 10ª edición se consolidan las colaboraciones de los últimos años con la Embajada de Francia, Culturesfrance, la Embajada de Suiza - Pro-Helvetia, el British Council, el Goethe Institut-Madrid, la Embajada de Bélgica (representación Flamenca) y el Instituto Italiano di Cultura, sin las que no sería posible la presencia de artistas venidos de lugares tan diversos como Alemania, Suiza, La India, Francia, Reino Unido y Bélgica. La representación de creadores y actores autonómicos en el festival ha sido posible con el apoyo de la Junta de Andalucía, el Institut Ramón Llull y el Gobierno Vasco.
Sinopsis de la pieza

Compañía: Los Torreznos. Espectáculo: “El Cielo”. Género: Teatro. Espacio: Teatros del Canal. Fecha: Martes 19 de enero. Hora: 21 horas. Sesión no abierta al público, acceso con invitación.

El “cielo” se define a menudo como el espacio en el que se mueven los astros y que, por efecto visual, parece rodear la Tierra. El color del cielo es el resultado de la radiación difusa, la interacción de la luz solar con la atmósfera. En un día de sol, el cielo de nuestro planeta se ve generalmente azul. Cuando llega la noche, el color pasa a ser un azul muy oscuro, casi negro. Al cielo se proyectan y se lanzan materiales visibles e invisibles. Durante el día, el sol se puede ver en el cielo, a menos que esté oculto por las nubes. Durante la noche (y, en cierto grado, durante el día) la Luna, las estrellas y, en ocasiones, algunos planetas vecinos son visibles en el cielo. Existe una estrecha relación entre el Cielo y la Tierra y la distancia de la Tierra a  la Luna es menor de lo que uno puede creer.

Sobre Los Torreznos

Los Torreznos son una herramienta de comunicación sobre lo social, lo político y las costumbres más arraigadas. Trabajan desde la realidad más directa, incluida la familiar, traduciendo al lenguaje contemporáneo temas que forman parte de la cotidianeidad más absoluta. La intención de su trabajo se orienta hacia la búsqueda y la experimentación expresiva a través de formas sencillas como el gesto, el lenguaje y la presencia. Formas que en primera instancia son accesibles a cualquier persona y no sólo a aquellos especialistas en los lenguajes del arte contemporáneo. Utilizan el humor y tratan contenidos que reflejan el devenir cotidiano, lo que cualquier persona puede vivir. Su obra se desarrolla a través de diversos formatos, tanto de carácter presencial (performance o arte de acción) como multimedia (vídeo, piezas sonoras), y realizan también talleres de carácter formativo y conferencias.

Desde su creación, Los Torreznos han formado parte de colectivos de creación artística independiente. Aunque se constituyen como tal en el año 2000, Rafael Lamata y Jaime Vallaure ya realizaron numerosos trabajos de intervención conjunta con anterioridad a esta fecha. Ambos han sido miembros fundadores y activos del grupo de creación experimental Circo Interior Bruto 2000/05 y Zona de Acción Temporal (ZAT) 1997/98. Previamente, cada uno de ellos había desarrollado su propio trabajo de creación. En 2007, Los Torreznos participaron en la 52ª edición de la Bienal de Venecia dentro del proyecto “Paradiso spezzato” en el Pabellón Español.



ARRANCA LA 10ª EDICIÓN DEL FESTIVAL ESCENA CONTEMPORÁNEA / 2010




A Distances
Cía. Les ateliers du spectacle (Francia) / Teatro de objetos
Del 22 al 24 de enero
De viernes a domingo / 20h.30

Escena Contemporánea 2010

"A Distances" son 7 piezas breves para 2 intérpretes con dispositivos escénicos visuales y sonoros. Un hombre solo en escena, con la ayuda de su sirviente, actúa sobre dispositivos poéticos que producen a su alrededor efectos visuales y sonoros.

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Catexis
Cía. Muriel Romero y Pablo Palacio (Madrid) / Artes Sonoras
Del 28 al 30 de enero 2010
De jueves a sábado / 20h.30
Estreno absoluto

Escena Contemporánea 2010

"Catexis" es la segunda parte de una trilogía centrada en el análisis y el desarrollo de la interacción entre el gesto sonoro y el gesto dancístico. Se construye a partir de transformaciones digitales de objetos fonémicos emitidos por el bailarín, que funcionan como una bio-extensión sonora de su movimiento corporal.

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Febrero 2010





(espérame despierto)
Cía. Mopa (Andalucía) / Danza
Del 5 al 7 de febrero 2010
De viernes a domingo / 20h.30

Escena Contemporánea 2010

"(espérame despierto)" es una pieza que invita, con una perspectiva un tanto voyeur, a contemplar la misteriosa relación entre dos personajes que juegan con la continua metáfora del abandono. Dos personas que viven ante los ojos del espectador momentos de sensualidad, dureza y humor. Una pieza en la que la música adquiere la presencia de un personaje más. Un violín, una concertina, dos personas y el espectador.

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Dirección de Eduardo Cárcamo (Madrid) / Teatro
Del 9 al 11 de febrero 2010
Martes y miércoles / 20h.30

Ciclo Autor David Hare

Escena Contemporánea 2010

Nunca fue intención de Schnitzler que su serie de escenas, escrita con total libertad en torno al sexo, llamada La Ronda, fuese interpretada ante un público. Cuando la creó, allá por 1900, el autor la tildó de "material no publicable" puesto que la concibió sólo para ser "leída entre amigos" [...]

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Skylight / El enorme cuadro de luz que ella veía desde su cama
Dirección de Juan Branca (Argentina) / Teatro
13 y 14 de febrero 2010
Sábado y domingo / 20h.30

Ciclo Autor David Hare

Escena Contemporánea 2010

Del 25 de febrero al 7 de marzo 2010
De Jueves a domingo / 20h.30

Es una obra de David Hare dividida en cuatro escenas que suceden en dos días y una noche en la vida de Kyra, que es una buena persona, que cree en su trabajo de educadora en los suburbios y que una vez, hace un par de años… huyó.

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Trío para instrumentos desafinados



* Foto facebook Pablo Messiez


Ana se acaba de mudar a un apartamento destartalado y no dice palabra, Flor es su vecina de arriba y no para de hablar, el portero del edificio se expresa desmañadamente. Tres formas de formular el desamparo, tres instrumentos desafinadamente humanos que acomodan las notas de sus respectivos desconsuelos en una partitura en la que terminan encontrando su sitio los afectos, o algo similar. Pablo Messiez solo proporciona a cada personaje los compases justos para delimitar un perfil escueto, no es necesario saber nada más de ellos para acompañarles en sus evoluciones por el pequeño laberinto de soledad insondable en que se mueven.
Messiez, autor y director, trabaja con recursos levísimos y hondos, traslada sutilmente al espectador por el mapa de las emociones utilizando materiales palpitantes de verdad, historías mínimas que, casi sin advertirlo, dejan un estremecimiento indeleble en el ánimo. Un muy grato descubrimiento este montaje ascético e intenso que, manteniendo una vibración de personalidad propia, tiene esa atmósfera de revelación y cotidianidad que distingue los trabajos de Daniel Veronese y Claudio Tolcachir, compatriotas y próximos al autor. Un espectáculo vestido ajustadamente por la iluminación de Paloma Parra y servido por tres actores que gradúan a la perfección la temperatura emocional de sus personajes. Marianela Pensado otorga a su misteriosa Ana una rabia sorda e inquietante en su mutismo rocoso, la Flor de Fernanda Orazi es capaz de encadenar vertiginosos monólogos autorreferenciales que enmascaran de humor su patetismo y Óscar Velado da a su portero calidad de náufrago amarrado a un delgado hilo del pasado mientras camina por el presente con inercia sonámbula.


D.

Mi espalda contra la tuya


Representación de 'Muda'




Los actores Óscar Velado y Marianela Pensado en un momento de la representación de Muda.

CRÍTICA: TEATRO
Mi espalda contra la tuya

JAVIER VALLEJO - Madrid - 11/01/2010


¡Qué sorpresa! Este espectáculo de presupuesto cero, segundo que firma el actor, autor y director argentino Pablo Messiez, interesa, entretiene y da que pensar. Muda habla de la soledad profunda y de la necesidad de compañía, de la incomunicación genética y de la búsqueda de un lenguaje compartido, del desarraigo obligado y de la manera de volver a hacerse un lugar en el mundo. Sus protagonistas son carne de desencuentro. Ana, joven muda que acaba de mudarse a un triste piso interior del centro de Buenos Aires, parece arrollada por las circunstancias y por la locuacidad desesperada de Flor, su vecina de arriba, que, a su vez, no soporta al joven conserje gallego del edificio, depresivo y sin papeles, tercero en discordia.


Messiez hace de la silente Ana el ángulo obtuso de un triángulo escaleno, la confidente perfecta del desasosiego íntimo de Flor y de las confesiones, cada vez más comprometidas, de su portero. No voy a destriparles lo que pasa en esta historia, fina como papel cebolla, pero clara, bien contada y transparente de emociones netas. Messiez es un bonaerense que decidió quedarse en España hará tres años, cuando vino a interpretar Un hombre que se ahoga, versión de Tres hermanas, de Chéjov, escrita y dirigida por Daniel Veronese, quien no ahorra elogios cuando habla de él. Dice "que arma mundos oscuros y luminosos a la vez, que no copia ni sigue modas", y visto lo visto, lo suscribo.


Muda no es un montaje ambicioso, su director no pretende innovar, deslumbrar ni poner su sello, sino contar una historia sentida de veras de la manera más eficaz posible, con medios materiales mínimos porque otros no tiene. Con un par de muebles recogidos por ahí, una luz básica pero absolutamente eficaz, de Paloma Parra, y tres actores que respiran verdad, Messiez crea un clima intenso desde el primer minuto, deja respirar la acción a gusto y la conduce a buen puerto con cuatro vueltas de tuerca bien dadas.


Fernanda Orazi, argentina afincada en Madrid, tiene esa facilidad para el monólogo rápido y logorreico que tanto alabamos en los actores de Claudio Tolcachir: hace correr con graciosa naturalidad tiradas de texto interminables y laberínticas, y construye, peldaño a peldaño, el malestar abstracto de Ana.


Marianela Pensado crea una muda hiperexpresiva y enigmática, al borde mismo del precipicio, y Óscar Velado, único español en escena, con su tempo tranquilo, de adagio, pone un contrapunto medido y necesario. Muda ofrece una mirada positiva sobre un mundo hostil: si tenemos viento de proa, nos cuenta Messiez, mejor será compartir el timón.


En este espectáculo está, claro, la influencia del patrón Veronese, también la de Claudio Tolcachir, compañero de Messiez en otros, y la de Rubén Szuchmacher, que lo dirigió en muchos. Pero hay un eco fundamental: el de la estadounidense Carson McCullers, cuya novela The Member of the Wedding el autor de Muda adaptó y estrenó hace dos años. En ese montaje, protagonizado por una adolescente sin sitio en el grupo de pares, su hermanito de seis y una mucama negra, personajes interpretados todos por adultos blancos, ya hablaba del anhelo de pertenencia, de la búsqueda de un álter ego y de la posibilidad de cambiar de identidad.

Pablo Messiez: «Mi generación ha hecho estilo de la necesidad»

 

Estrena en Madrid «Muda», avalado por los elogios de Veronese y Tolcachir
La Razón. 4 Enero 10 - Madrid - Miguel Ayanz


Algo tendrá Pablo Messiez (Buenos Aires, 1974) para que dos de sus compatriotas más aplaudidos de los últimos años, Daniel Veronese y Claudio Tolcachir, le avalen con perlas como «es muy particular, no copia, no sigue modas, produce con extraña sensibilidad y potencia lo que dicta su corazón». LA RAZÓN habló con el director escénico sobre «Muda», su segundo montaje –el primero, «Antes», estuvo dos años en cartel–, que llega este viernes al Teatro Pradillo.


–Hay una frase curiosa de la promoción del espectáculo: «El poder sanador de las ficciones».
–Eso es el punto de partida de todo. Yo estaba con el día regular, entré en una tienda de discos de Buenos Aires, me puse a escuchar una canción de Ute Lemper y me cambió el día y los siguientes. Creo mucho en la realidad de la ficción. La única manera que tenemos de acceder a la realidad es a través de las palabras. En mi vida paso todo el tiempo construyendo historias. Y es igual en la de todo el mundo. Muchas ficciones han tenido el poder de modificar situaciones, de sostener el peso de la realidad.
–¿Esta historia habla entonces de las ficciones que construímos?
–Trata de cómo las historias que construímos y las que nos cuentan hacen que la vida sea soportable. Tener otro con el que entenderse se convierte en un bálsamo. Me importa mucho el tema de la comunicación: poder encontrar un mismo idioma. De eso trataba mi obra anterior, «Antes».
–Tiene dos tarjetas de presentación de primera, Veronese y Tolcachir. ¿El teatro de ambos tiene algo que ver con el suyo?
–Sí, estéticamente son similares, y está marcado por las condiciones de producción de Buenos Aires, donde todo es un poco despojado a la fuerza. A mí me gusta el teatro muy diferente. Me encanta cuando veo un buen montaje de Bob Wilson, aunque es puro artificio. Pero el teatro que me gusta hacer es el que deja espacio para que el actor se apodere del terreno.
–Por lo que cuenta, en Buenos Aires una generación teatral ha surgido se diría que por necesidad...
–Sí, se fue marcando una tendencia estética pero que surgía de los modos de producción. De la necesidad se hizo estilo y se terminó volviendo una marca propia.
–Esta corriente ha llegado hace tiempo a Madrid, pero quizá en Buenos Aires ya haya otras. ¿Qué prima ahora allí?
–Es cierto que lo que más llega acá es este tipo de teatro. Pero hay otros directores con líneas de trabajo muy interesantes. Como Ricardo Bartís: la suya es una poética muy personal, genial, y no tiene nada que ver con este tipo de teatro. La escenografía es determinante en sus obras y el estilo de actuación está más vinculado a lo grotesco y no al realismo, que es la línea que trabajamos Veronese, «Tolca», yo y mucha otra gente.
–Se suele hablar de la boyante escena argentina, de los 200 teatros de Buenos Aires. ¿Aún es así?
–El momento del teatro en Buenos Aires está muy bien. Se mantiene una variedad de estilos, de salas, de producciones... Pero visto desde lejos parece mejor de lo que es: la realidad es compleja, la gente no llena siempre los teatros. Las salas alternativas tienen un máximo de 80 butacas y hacemos una o dos funciones por semana. Pero le damos tiempo a las obras para que se sostengan. En España en general las temporadas son cortas, no permiten que el espectáculo crezca, que funcione el boca a boca y se transforme en un fenómeno. Pero no nos engañemos: el teatro no es el fútbol. Acá está muy instalado el discurso de la maravilla de las 200 salas, pero no todas trabajan mucho. Y en Buenos Aires, como en todos lados, hay mal teatro.

Una semana alternativa
Además de Messiez, el circuito alternativo madrileño arranca con fuerza en 2010: Cuarta Pared acoge desde el 7 de enero «El alma se serena», de Hongaresa Teatre (arriba). El mismo día, Lagrada retoma «Conversaciones en la oscuridad», de José Ramón Fernández (dcha.)

Muda




estreno 8 de enero, 20.30 hs./ teatro pradillo/ madrid
D.