Plot, una propuesta de Claudia Faci




























Plot: ardid – argumento - complot – conjura – conspiración – intriga – parcela –solar – terreno - trama - trazar  Cuatro directores han sido invitados a participar en esta propuesta en la que, cada uno de los días programados, se pondrá en escena el primer ensayo de la idea que cada uno de ellos quiera materializar. 


Danza en diciembre 2009 


"JERK", DE GISÈLLE VIENNE /DENIS COPER. LAS MARIONETAS CORRUPTAS, LA TRASGRESIÓN OTAL EN ESCENA, LA VIOLENCIA EN VIVO

LA VIOLENCIA EN VIVO, 
Él está ahí, muy cerca. A escasos metros de mí. Ese chico casi imberbe con la mira entre dulce y perdida. Sentado. Solo, frente a nosotros. Inofensivo, indefenso. Tranquilo. Nos mira con una expresión casi aniñada, cabizbajo, como si tuviera vergüenza y no estuviera cómodo. Al final, somos nosotros los que nos hemos removido en el asiento, incluso le tenemos miedo. El chico guapo se ha hecho feo.
Él, la suma de todas las cosas cuya resultante es la maldad. Como si se tratase del mismísimo Norman Bathes en la escena final de “Psicosis” en la que dice que no mataría ni a una mosca (cuando ha matada su madre, a la mujer de la que creyó estar enamorado…) pero, a pesar de la negación, la lleva dentro. La maldad. Forma parte de él. Y de Jerk, también. Cómo se va transformando y llevándonos hasta el precipicio de la maldad, de la crueldad absoluta. Y no nos queda más remedio que ir con él y perder la esperanza de que haya algo que haga recuperar la armonía, la moral, la justicia.
A medida que el espectáculo avanza, le vemos transformarse en diversos personajes hasta, todos muertos, llegar a la ventriloquia, anulación total del gesto, de la palabra. Por tanto, una evolución conceptual nada fácil de (con)seguir, la complejidad y la existencia de varias lectura en simultáneo, de varios temas en sustratos que componen ese todo que, sin poder desglosarlo ni encajarlo, toma en todo momento el POV del asesino y niega, o deja en segundo plano, el del asesinado. Y, por consecuencia o extensión, deja en un no man´s land, que al final acaba por hablar de lo complejo que es el ser humano. Como dice en un momento –transcribo peor no textualmente: “los personajes que salen en las series son lo que hacen en la pantalla; las personas… son esos seres complejos sencillamente imposibles de entender…”
Para todavía hacer más potente ese infanticidio al que asistimos sin remedio, algunos de las víctimas son personajes de series: series que forman parte de nuestra infancia y, por tanto, es como si nos robaran a todos o desprendieran de aquellas cosas más queridas, de los buenos recuerdos, de lo que parece que nos deja totalmente desprotegidos porque si lo perdemos no lo podremos nunca recuperar: la ingenuidad.

EL IMPACTO

Primer motivo del impacto: esperar ver un espectáculo de títeres y que éstos resulten ser absolutamente perversos, malvados, violadores, asesinos... Deja con un nudo en la garganta ya sólo por ese infanticidio que no sucumbe a ninguna moral.
Ser “voyeur de títeres”, ver a títeres pelearse, darse por culo –perdón por la expresión-, matar uno a otro..


Segundo motivo de mi impacto: su trabajo físico. Y mi cercanía a él. El intérprete escupía, dejaba la baba caer, una bilis espesa goteando a borbotones sobre el suelo, junto a la silla, después de haber generado todo tipo de sonidos guturales, de haber simulado con sonora verosimilitud un coito. Un espectáculo 100% fisiológico, de bajos fondos. No sólo por lo frontal y falta de adornos, de sus temas ilícitos y violentos; sino por la propia puesta en escena. Títeres vestidos con chándal o vaqueros, con caretas de oso...
Tercer elemento de total desconcierto e impacto y, para mí, el mejor elemento escénico-narrativo: la continuidad, la extrapolación de la historia de esos actos vandálicos y criminales. No a la moralina, adonde estamos acostumbrados nos las lleven, sino precisamente a darle voz, lo que nos resulta también violento. Inquietante. Grotesco. Que, en vez de condenar se le cite, que un catedrático de universidad de psicología, como parte del espectáculo, al que él al principio, cuando se dirigió a nosotros quiso hacer un especial agradecimiento. Que este profesor se interese por él y lleve a sus alumnos a sus obras. Que le escriba una carta y que ésta sea leída en off al final, para que podamos escucharla, que en ella le diga que le envía el mejor ejercicio como material de registro, por si fuera de su interés. Sin juzgarle, sin juzgar la atrocidad de sus actos, teniéndolos en cuenta apenas como motor de inspiración.
Cuarto motivo: Cómo el protagonista/intérprete daba voz a cuatro personajes, incluido él mismo, en una mezcla extrañísima de realidad y ficción, que transgredía todas las barreras y todo lo que nos puede proteger o amortiguar el impacto.
Personalmente, nombro a "Jerk", de la compañía Gisèlle Vienne, en colaboración con el polémico, y aun desconocido para mí, escritor norteamericano Dennis Cooper, interpretado por Jonathan Capdevielle, el montaje más radical que he visto nunca (y creía haberlo visto "todo" en teatro alternativo…)
Basada en una historia real, la de un asesino en serie que, con la ayuda de dos chicos, mató a veintisiete jóvenes y los enterró en un cobertizo, no sin antes ultrajarles, abusar de ellos, desgarrarles, cortarles dedos o testículos, romperles el cráneo con un bate de béisbol…es, como la obra, la más absoluta de las apologías de la violencia.




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EL POSICIONAMIENTO
> Si alguien no está acostumbrado a lo extraño, lo enajenado, lo abyecto y lo desconcertante, verdadero sello/adjetivos de lo profundamente contemporáneo, le recomiendo que no vea este espectáculo. No me hago a la ida del efecto que esto le pueda causar. Aunque, más que asco, le provocará un absoluto rechazo: Considerará lo políticamente incorrecto un recurso fácil, no reconocerá el mínimo ápice de belleza, lo tachará de un mal espectáculo y se irá de la sala. Se librará. Se le envenenará la boca de ira y despotricará.
> Si alguien si lo está - acostumbrado a lo extraño, lo enajenado, lo abyecto y lo desconcertante -, o cree estarlo, entonces que lo vea. Aun creerá tener la decisión de discernir entre lo que le resulta cómodo e incómodo, pero no encontrará nada del primer tipo. No se arrepentirá pero le provocará un efecto perverso e inquietante, le removerá y casi le vaciará por dentro. Le dará una oportunidad al desarrollo violento de los hechos, aun a expensas de saber que esto no le reportará nada, y no se confundirá. Así será.
Los hay que condenan como base de un trabajo artístico lo violentamente cruel, la violencia salvaje, gratuita, incluso verídica (a los que tal vez se les pasa que el teatro alternativo contemporáneo en general hace tiempo que ha dejado de pretender agradar); Y los hay que consideramos que estos temas perversos son los más desprestigiados y, sin embargo, fuente de toda una “corriente” de propuestas de bastante complejidad, en términos de tratamiento y de puesta en escena, que bien vale la pena seguir de cerca.

Y yo, arrepentidísima de haberme ido perdiendo grandes espectáculos que han pasado ya por el Festival de Otoño -lacrème de la crème de la vanguardia escénica, la cita imperdible con el escaparate internacional de las nuevas tendencias y de todos lo híbridos y propuestas más innovadoras en materia de de danza, teatro, etc.- ayer intenté ponerle remedio y fui al Teatro Pradillo. Y, una vez más, lo confirmo como uno de los espacios más arriesgados y punteros en programación, con Laura Kumin al frente. Y es que no era "plato fácil" lo que ayer se vio allí…




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EPÍLOGO...
LA MUERTE CONTEMPORÁNEA, PUESTAS EN ESCENA



Aunque esta propuesta es de lo más personal y apabullante, que poco puede recordar a algo más que al propio efecto que produce, me ha venido a la cabeza "Elephant" de Alan Clarke, que creo que podría estar casi en el mismo grado de violencia, en cuanto a la indiferencia. y la normalidad, la "violencia normalizada". Post que ya escribí en su día y que os animo a que leáis, o al menos a ver es material tan impactante sobre los "ESTADOS DE VIOLENCIA". (las diferentes puesta en escena de las varias muertes de Elephant)


(Obviamente la pantalla marca una frontera y una cercanía o un alejamiento que poco -o nada- tiene que ver con el del teatro y la cuarta pared...)