Con la boca y el cuerpo



La semana por delante DANZA
Con la boca y el cuerpo ROGER SALAS 11/04/2010


"Existe una íntima relación entre los sabores, los olores y las emociones, incluido el amor, la atracción y el deseo sexual. Comer nunca ha escapado a ese cierto poder erótico; pero no siempre se come por hambre y no siempre se copula por amor. Existe una teoría que afirma que la gula y la lujuria hunden sus raíces en la biología humana, en el propio instinto de supervivencia". Esta enjundiosa y barroca cita es la presentación de la coreógrafa y bailarina venezolana Mey-Ling Bisogno para Cómeme (Teatro Pradillo. Del 15 al 25. 20.30), un trabajo para cuatro bailarines, dos hombres y dos mujeres, y que la incluye a ella misma.

Mey-Ling se formó en un incesante movimiento vivencial y pedagógico, primero por Latinoamérica y luego entre Miami y Nueva York, donde recala becada por el American Dance Center. Esa inquietud la llevó a fundar compañía en Francia y ahora está asentada en Madrid. Cómeme es un trabajo al alimón entre la Compañía 2gallos (París) y la madrileña Trans Garden. La música ha sido compuesta por Martín Ghersa, que también asume la ambientación.

Rituales con objetos

CRÍTICA: DANZA
Rituales con objetos
ROGER SALAS - Madrid - 11/04/2010

El título de esta pieza, conciso hasta lo genérico, no da una fe cierta de lo que se ve, una resultante dramática, tensa, oscura y con tintes que remiten al esperpento teatral en su acepción más clásica. Los tres elementos (el propio Ruz, Maureen López y el búlgaro Dimo Kirilov -ex de la Compañía Nacional de Danza) exprimen sus capacidades histriónicas, desechan las formas específicas de danza para entrar en el registro del teatro gestual puro y duro.

Es cierto que se trata de un espectáculo de danza-teatro, muy cuidado en la precisión de sus evoluciones e influido hasta el tuétano de la escena alemana contemporánea, donde confluye la instalación performativa, los ciclos de automotivación e improvisación y sobre todo la asunción de una estética voluntariosamente tenebrista y desolada. Esa gravedad exponencial, esa ritualización llena de absurdo, tristeza y búsqueda de una salida vital, conforman el fresco de unos seres que no acaban las frases ni cierran las evoluciones. Un triángulo poco adornado y con poca concesión; lo irónico termina por dejar paso a un áspero diálogo físico, donde la sugerencia se aborta en la respiración de un lirismo surrealizante. Los personajes están delineados con amargura, desde la pantomima al vestuario. El humor es tangente.


Compañía Antonio Ruz. Coreografía: Antonio Ruz; música: Fernando Abras; arte: Daniela Presta, luces: Olga García. Teatro Pradillo. Hasta 11 de abril.