El corazón es extraño: Reseña Notodo.com




El corazón es extraño o la atribulada muerte de los vivos no es sólo una verdad irrefutable o de Perogrullo, también es el título del montaje que el Teatro Pradillo acoge hasta que termine el presente mes. Denise Despeyroux, la autora y directora del espectáculo y una habitual de los circuitos independientes, disemina generalmente preocupaciones con cierto carácter existencial y una inclinación filosófica y metalingüística, cuando no estética, de la intersubjetividad y de los trasuntos que atañen al corazón y su insondable condición, sus caprichos, sus paradojas, sus recovecos, sus insensateces y sus bravuras, sus apariencias, su deleite y dicotómicamente, también, su magulladura. El texto que ha escrito para este montaje con la madrileña Compañía Teatro de la Intemperie es, si acaso, un esfuerzo de nuclearización de sus intereses más pródigos sobre el saetado por Cupido (y su ontología, su literatura, su poética, su palabra) y un alegato melancólico y alegórico en el tono, y trágico en su narración, sobre su triste y angustiosa soledad cuando no es correspondido y la absoluta tiniebla en la que, perdiendo el control, a uno le abandona su desesperanza. Este tema fundamental (o mensaje con distintos niveles de lectura) se hace paralelo al de la improbabilidad de encontrar mecanismos de control para tal sentimiento y, sobre todo, a la incómoda tarea de su estudio a través de la sistematización y con el sueño de una fantasía científica con antagónicas razón y emoción. En su fondo, la desvalidez y lo monstruoso como productos de su mal. De su inmanencia esquiva. Del mal de amor.

Con un tejido retórico, pseudo-psicológico y apelando también a la ciberbiología o la bioética (y los sueños aberrantes que su trasgresión puede operar), la autora se desenvuelve con un texto, quizás, demasiado extenso y algunos momentos descompensados en la rítmica que lo estira. Afortunadamente, el elenco formado por Violeta Rosalía Cigana, Andrés Quique Villar y Víctor Ricardo Reguera, que también ostentan sus nombres en escena, salvan algunos obstáculos de lectura, el abuso de conceptos o de recursos intertextuales (Goya, Chéjov,Benjamin, Yeats, Händel, entre otros) y aterrizan formalmente el núcleo (a veces delirio) de la historia. Víctorama a Nadia y sufre por ello en tanto que su amor no es correspondido. Con la herida acude a casa de su amigoAndrés, un ex - compañero de la universidad con ambiciones experimentales poco deontológicas en su labor científica obstinada en la vida artificial. Andrés vive con su hermana Violeta, una traductora y ensayista demasiado preocupada con la intelectualización del amor y con los remedios psicológicos y pseudofilosóficos para la supervivencia de la vida cotidiana que, no obstante, intenta ayudar al amigo de su hermano al tiempo que ella es seducida (y también aletargada y malherida) por un idilio con un crítico literario. El consuelo y el apoyo que se dispensan ambos tórtolos desamparados despierta en el desahogo la idea de cierta unión trascendente más allá de las lindes de la empatía y la amistad. Pero, entre encendidos y apagados de elipsis constantes, Andrés también ha estado maquinando un remedio para Víctor: lágrimas de amor correspondido para la clonación de una Nadia para su amigo. Aunque, reparando en las palabras de su autora, la verdad y el desengaño nunca serán lo mismo.


David Cano
Notodo.com.12.09.11