Leerle me da mareos

No está todo perdido, hay luz al final del tunel de la imbecilidad y de la vida-basura que nos ha tocado vivir, se llama Rafael Reig. Da mareos leerle, de lo bueno que es este tío..

La pasión de prohibir
08
Nov 2007
El Ayuntamiento de Rotterdam (Holanda) ordena el cierre de ‘coffee-shops’, donde se venden drogas blandas y el cliente se puede fumar un porro dentro, por la calle o llevárselo a casa. Esos locales se encuentran a corta distancia, unos 250 metros, de colegios de enseñanza media. Bajo el lema “Fumarse un porro no es normal”, el alcalde presentó la nueva medida. ¿El principal motivo? Proteger a los jóvenes más vulnerables. El consumo entre la población escolar ha ascendido a un 13%. El alcalde no cree que con el cierre vaya a evitar que los jóvenes se fumen un porro, si bien considera absolutamente necesaria la medida. Rotterdam es la primera ciudad del país que actúa de forma drástica después de 30 años de permisividad respecto al consumo y venta de drogas blandas y una experiencia negativa: no ha disminuido el consumo ni la violencia. ¿No les parece un buen precedente? Más si recordamos que Holanda ha sido el prototipo de país permisivo.

JESÚS MARTÍNEZ MADRID, Salt (Girona)

Pues a mí me parece un pésimo precedente y muy alarmante. Nunca he tomado sustancias ilegales, salvo alguna ración de pezqueñines y media docena de porros en mi juventud. Entiendo lo de los chopitos, vale; pero me indigna que se prohíba el uso recreativo de las drogas. No es nada personal: yo las detesto, prefiero el whisky. Además, si yo me leo hasta las instrucciones de las aspirinas, ¿cómo me voy a meter en el cuerpo algo envuelto en papel Albal y que me vende por la calle un delincuente en zapatillas deportivas? ¿Por qué no venden drogas en las farmacias, bien etiquetadas y con garantías y fecha de caducidad? En mi opinión, de eso es de lo que debería protegernos el Estado: si le da la gana, dróguese usted; pero dróguese bien y a gusto, con material de calidad y sin correr (más) riesgos innecesarios.

Por supuesto que la prohibición tampoco hará descender el consumo. Es enternecedora tanta fe de carbonero en las leyes. Si bastara con prohibir, ¿por qué no ilegalizan el mal humor, los catarros, el guardarropa entero de Marichalar, la expresión a día de hoy y las bolsas riñoneras, salvo para uso terapéutico y con receta médica?

Proteger a los jóvenes de las drogas me parece una idea de bombero: al fin y al cabo, ¿es que vas a esperar a la jubilación para drogarte? Mejor sería protegerles de los contratos basura, de los alquileres abusivos, del fanatismo de sus padres, de las prácticas piratas de las compañías de móviles o de Operación Triunfo. Y ese lema que cita es un claro ejemplo de demencia porque todos sabemos que fumarse un porro sí que es normal. Ese alcalde también lo sabe, sin duda, pero actúa como Goebbels: repite una mentira cien veces para que se vuelva verdad.