El «Manga» es cosa de chicas

Mey-Ling Bisogno toma la estética del cómic japonés para hablar de cambios y deseos

Pérez-Sosa, Bonilla y Bisogno, como Chic, Ultra y Freak


















Pérez-Sosa, Bonilla y Bisogno, como Chic, Ultra y Freak

14 Enero 11 - La Razón - M. Ayanz - Madrid
Ultra, Chic y Freak no paran de mutar. Son tres heroínas que van cambiando de historia en historia, de viñeta en viñeta, de página en página... Y así, hasta que llega el sorprendente final del cómic. Abran bien los ojos, pero también los oídos, porque no les estamos invitando a leer un tebeo, sino a ver «Manga». Y es lo mismo, pero no lo es. Dicho de otra forma, es la primera vez que alguien se anima a llevar a las tablas el vitalista e inabarcable universo del tebeo japonés que hace furor entre los adolescentes... y entre los no tan jóvenes. No esperen, eso sí, una adaptación de las aventuras de Akira, el lobo solitario, Astroboy, Kusanagi, Naruto, Asa, Nana o cualquier otro de los personajes que han hecho historia en el género: «Manga» ofrece un pasatiempo inspirado en este tipo de lecturas.

Colorida y caprichosa
Su responsable, Mey-Ling Bisogno, directora y coreógrafa de las compañías Compagnie 3gallos y la Compañía TYrans/Garden, es además Freak en el montaje (o sea, en la foto, «la morenita pequeña de la peluca rosa», como se describe entre risas). Junto a ella, con peluca verde, está Diana Bonilla (Ultra) y con peluca naranja, Cristina Pérez-Sosa (Chic). «No es que sea una gran lectora de manga, pero sí he leído algunos. Me fascina la cultura japonesa, y siendo madre además de dos hijas, tengo conexión con ese mundo», cuenta Bisogno, cuya biografía merece un párrafo: venezolana afincada en España y a medio camino entre París y Madrid (en ambas ciudades tiene compañía) desde hace ya una década larga, por sus venas corre sangre italiana y china, como delata su apellido.

«Mi padre trabajó casi treinta años con japoneses. Me obligaba a cantar cancioncitas en japonés para quedar bien con los directivos de las compañías con las que trataba», recuerda con una sonrisa como explicación de su fervor por lo asiático. Y aclara que quería «indagar en el tema de la transformación» y que elegir el manga no es arbitrario: «Más allá de la estética, que siempre me ha fascinado, me interesa lo que supone para la cultura japonesa: hay mangas para todo tipo de públicos y edades, es algo que llega a todo el mundo». Pero, a la vez, bromea: «Es un espectáculo muy caprichoso: me he propuesto hacer lo que me quiero». Y eso es, traducido, «una obra bastante “soft”. Sinceramente, es un infantil para adultos, como un caramelo».

Aunque mangas hay de muy diversos tipos (no es lo mismo el «shônen», subgénero de aventuras para chicos, que el «shôjo», que es lectura de chicas, y así otros tantos), Bisogno ha querido rescatar en esta pieza de teatro físico –«es una obra bastante silenciosa, hay momentos en los que hablamos algo de japonés, pero mal», confiesa la actriz– la esencia más pop y naïf del tebeo nipón: «Tenía ganas de trabajar en algo alegre, algo que tuviera felicidad, color y ligereza en esta época tan terrible que estamos pasando».


- Dónde: Teatro Pradillo. Madrid.
- Cuándo: hasta el 23 de enero. De jueves a domingo, 20:30 h.
- Cuánto: 15 euros. Tel. 91.416.90.11.

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