La ficción como terapia

La ficción como terapia
ROSANA TORRES 12/09/2010
La semana por delante TEATRO

Discípulo aventajado de Ricardo Bartís, Juan Carlos Gené y Rubén Szuchmacher, con quien además estudió dirección, Pablo Messiez es de esos creadores (actor, dramaturgo, autor y director) que llegan para tomar relevo o aumentar la nómina de un puñado de teatreros argentinos que están cautivando al público español, como Daniel Veronese o Claudio Tolcachir (no perderse su montaje sobre Todos eran mis hijos, de Arthur Miller en el Teatro Español).

Ellos mismos han dicho de Messiez: "Un encantador de espectadores que abre mundos, los arma oscuros pero a la vez luminosos; no copia, no sigue modas, produce con extraña sensibilidad y potencia lo que dicta su corazón", según Veronese, con quien ha trabajado varias veces. Su colega Tolcachir afirma: "Siempre es excitante acercarme a la mirada de Messiez porque es necesario que alguien nos ayude a cambiar el foco y ver lo que estaba frente a nuestros ojos pero transformado en algo profundamente humano y teatral". En cualquier caso estamos ante un más que atractivo fenómeno escénico.

Con Muda, que vuelve al Teatro Pradillo, donde fascinó a principios de año, nos cuenta la historia de Ana, quien sale de una situación de vértigo existencial a través de ficciones propias, ajenas, involuntarias y premeditadas. Un espectáculo con el que comprendemos hasta qué punto la ficción nos puede devolver la paz perdida, la salud deseada y en el que podemos ver el trabajo de tres grandes actores: Fernanda Orazi, Marianela Pensado y Óscar Velado.

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