Tres críticas, tres.

Tres críticas (hay muchas más) de los camaradas de Ophelia de cosas que han pasado por la Pradillo en estos días. ¡Qué buenos que son estos ophelianos!:

- Mapas de escenas contemporáneas
Ya?
Catálogo de sonidos que se pueden danzar: Una voz describiendo. Corrientes de agua. Respiraciones. Fonemas sibilantes. Pasos. Chirridos. Crujidos. La naturaleza.
Todo ello con un ambiente spa. Momentos de vanguardia. Momentos de new age.
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- Desde el shock emocional
Para quienes no hayan visto nunca en directo ejecutar la controvertida música de John Cage, esta ocasión será buena para eso, de la mano de Alejandro Rojas-Marcos, y para mucho más. Asistirán a la operación quirúrgica de insertar en el encordado del piano unas tuercas para poder ejecutar sus obras para piano preparado. Se sorprenderán al ver salir de él extraños sonidos, de pronto percusiones como de txalaparta, de pronto aires exóticos como hindúes o japoneses que entroncarán con los poemas que recitan entre risas antes de empezar con la música. Y desde ahí, limpiamente, como limpio será todo en el blanco escenario, unos bailarines tan bien compenetrados como —inicialmente— la pareja que interpretan, harán que sus cuerpos parezcan dejarse llevar por melodías atonales que marcan su existencia. --> Sigue leyendo

-Decapitation
Si el teatro es rito, el trance es una de sus ceremonias. Esto es algo que últimamente asoma entre los escenarios, de un modo u otro. Si Angélica Liddell entraba en un auténtico trance para llegar a la catarsis en El año de Ricardo, en Mapa de carreteras para regresar el trance toma al público. El ritmo del habla y el de la música se aúnan y al mismo tiempo dividen el cerebro del espectador en dos hemisferios, no necesariamente el lógico y el creativo: más bien el que divide signo y significado, pues por un lado se deja llevar por el sonido y la cadencia de la palabra, y por otro no puede evitar tratar de dejarse llevar por su significado, la historia que nos cuenta (y no vemos). --> Sigue leyendo

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