El ciclo Autor de Escena Contemporánea dedicado a la Nueva Dramaturgia Británica abre un paréntesis con el teatro más político. Después de haber presentado el “Verbatim Theatre” y antes de que llegue el turno de la contundente Stoning Mary, el festival recibe la mirada vanguardista de Tim Crouch, que representará su premiada obra My arm el 5 y el 6 de febrero y dará una conferencia tras la función de ese último día con el título de “No audience no echo”. Ambas intervenciones tendrán lugar en la sala Pradillo de Madrid.
El nombre de la conferencia, una cita extraída de la parte del final de los Diarios de Virginia Woolf, es la clara tarjeta de visita del autor, director y actor británico que considera que “aunque el artista tiene que estar alejado del mundo para crear arte, el arte no puede hacerse aislado del mundo”. Porque para el dramaturgo británico, el contacto con la gente no sólo no es necesario para conocer la vida, sino que es imprescindible ya que “el teatro sólo puede ser completado por el público”, asegura Crouch.
Esta es la clave de su teatro. Como Marcel Duchamp, un artista al que considera “una gran influencia” en su obra, el dramaturgo piensa que cada espectador “hace también de autor”. Con esta premisa busca “devolver al público el papel activo que había tenido y que ha perdido en los últimos 150 años”, continúa el dramaturgo, más partidario de un trabajo eminentemente interior que otro explícitamente político. Porque para Crouch, quienes “pueden cambiar el mundo son los espectadores, no los actores”. Para ello sus producciones ofrecen al público una serie de acciones y en algún caso objetos que previamente ha requerido de los asistentes con los que busca “provocar un diálogo entre ellos y el contexto en que se encuentran” que permita “escribir”a cada uno su propia obra.
Autor, director y autor. Como hizo, por ejemplo, en An oak tree, un texto de corte “brechtiano” que en cada representación se convertía en una obra diferente según respondiera el público o en My arm (Mi brazo), el título con el que se estrena en España en su triple faceta de autor, director y actor. En su obra, un Crouch solitario comparte el escenario con un muñeco que tiene el brazo derecho levantado. A través de su manipulación y de unas imágenes que aparecen en una pantalla, el artista británico cuenta la vida de este ser al que un buen día se le disparó la extremidad cuando tenía diez años y desde entonces no ha podido bajarlo. Como ha tenido una existencia peculiar – a la vista de los demás- la relata en una galería de arte, sin dar razones u otras cosas que sirvan como explicaciones de una situación, porque para eso está el espectador, que es el que ha de completar la historia. ESTEBAN, Rafael. El Cultural.
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