El asesino que llevamos dentro

Los franceses grandes inventores de mitos culturales, también han sido reyes en olvidos y otros desprecios. En este caso se trata de Max Aub, francés de origen (y padre alemán) escribió en castellano tras vivir de bote en bote en la España preguerra civil y en el México del exilio. Estamos ante el descubrimiento de Ob (como lo dicen ellas), de su obra traducida al francés. Pero, sobre todo del humor negro y de la mala leche tomada con finos sorbos, de eso va la obra: Epílogos, confessions sans importance.
Lectura teatralizada, amenísima, de extractos de Crímenes ejemplares. Muestra el crimen como el colmo. El acto de matar como liberación al acabarse la paciencia y las buenas maneras.
Ser cruel para dejar de ser un hipócrita y de mentirse uno mismo. El crimen como una muestra de amor propio. Delicioso.
Lo más divertido ocurría en mi cabeza durante la representación, y seguramente en la de mis compañeros de fila en la grada de la sala Cuarta Pared, una mujer sentada detrás no dejaba de juguetear con una ruidosa bolsa de plástico. Incómodo, soñé yo también con asesinarla...
D.

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