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5 personas comparten un piso, uno de los habitantes se va, a partir de ese momento, la convivencia pierde sintonía, entra en defasaje, las simples situaciones cotidianas los afecta de manera diferente y exacerbada, generando, encuentros, desencuentros y des-conciertos, que ponen en conflicto permanente a estos personajes, contradictorios, humanos y modernos...
Este piso compartido con su funcionalidad predeterminada , se vera entonces transformado. La cocina, los cuartos, el baño, la sala se convierten en casillas del tablero de un juego donde ganar y perder dependerá de la suerte y la inteligencia con la que sus cuatro habitantes sepan o puedan adaptarse a las nuevas situaciones de convivencia.
Idea y dirección: Mey-Ling Bisogno
Intérpretes: Diana Bonilla, Juan Branca, Ana Crouseilles y Vincent Simon
Música: Martín Ghersa
House circuit se estrenó en junio en el Teatro Pradillo.
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Blazek son dos niños malos, que juegan con cerillas.
Los fósforos asustan y fascinan a partes iguales. Hacen daño (queman), pero ayudan a contar historias, sin necesidad de un texto, sin palabras, sólo habilidad, imaginación. Son el juego y el juguete.
Aislados del mundo, inmersos en un burbuja, dos hermanos siameses nos enseñan su mundo privado encendiendo cerillas una a una.
Como en Calle Aire, los actores vuelven a surgir de un cajón. Actuan devenidos muñecos o autómatas ellos mismos. Los dos actores son muy hábiles moviendo sus manos, coregrafiando el microgesto, muy cerca.
Sobró quizá la introducción (hablada) a la “magia”. Algo larga e improvisada. Justo lo contrario que el resto, preciso, al detalle, muy fino. Me gusta esta compañía: El retretre de Dorián Grey.
Hasta el sábado en Pradillo.
D.
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No pesa el corazón de los veloces
Cía. Erre Que Erre (Catalunya) | DANZA
» 2 y 3 de Julio 2009
Jueves y Viernes / 20h.30
FESTIVAL VISIBLE '09
“Amor salvaje, como instinto natural, sin connotaciones románticas de entrega y sacrificio. Amor como componente biológico de los organismos que necesitan y buscan fusionarse para sobrevivir. El deseo de una respiración única en común, una forma de encontrarnos a través de la piel, como si estuviéramos ciegos, y que consigue desbocarnos, enajenarnos y puede llevarnos al éxtasis”.
D.
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